Las galeradas son esas primeras pruebas en papel (o en formato digital) de un libro antes de ser mandado a imprenta. El corrector profesional suele realizar su última revisión sobre las galeradas, para así señalar los errores ortotipográficos que se hayan colado tras la corrección de estilo y los fallos de maquetación que el maquetador ha de subsanar. De este modo, el texto queda limpio de erratas y errores, listo para ser impreso.
Pero ¿los escritores tienen que saber corregir galeradas?
Sí, al menos los fallos de maquetación más evidentes.
Si publicas con una editorial tradicional, lo habitual es que recibas las galeradas de tu libro para que las revises. Tendrás que indicar los errores que detectes, y una vez solventados por el maquetador, dar tu visto bueno para que el libro pase a la fase final del proceso de edición: la impresión.
Y si autopublicas, tendrás que saber corregir galeradas con más motivo, aun cuando hayas contado con correctores y maquetadores profesionales, porque en ese caso eres el responsable de supervisar que todas las fases del proceso de edición cumplen los requisitos de calidad deseables.
Elijas la vía que elijas para publicar, las galeradas pasarán por tus manos. Si el corrector y el maquetador han hecho un buen trabajo, es posible que encuentres poco que corregir en las galeradas. Pero como el texto habrá ido de mano en mano (las tuyas, las del corrector, las del maquetador) varias veces, siempre quedará algún error sin detectar y alguno otro que, habiendo sido indicado en anteriores revisiones, aun no se ha solucionado.
Así que corregir galeradas es esencial para asegurar la calidad de la edición de tu libro.
¿Cómo corregir galeradas?
Ya sé que lo habrás hecho decenas de veces, pero sí, para corregir las galeradas te tocará leer tu libro de nuevo. Lo bueno es que al releerlo maquetado, lo verás de forma diferente y eso te facilitará la tarea de detectar esas erratas puñeteras que se camuflan hasta el último momento. Aunque te aviso de que a veces solo se ponen al descubierto cuando el libro ya está impreso y distribuido, para que maldigas tu suerte y te des cabezazos contra la pared. (El corrector también lo hará, te lo aseguro). Pero de esas erratas puñeteras ya hablaremos en otra ocasión.
Tu objetivo al corregir galeradas no será solo detectar las erratas que se hayan colado, sino también localizar los fallos de la maquetación, esos que rompen la estética de la composición y entorpecen la lectura. Si no sabes cuáles son, sigue leyendo porque te voy a explicar los tres elementros que debes revisar al corregir galeradas para que el maquetador los solucione antes de mandar la obra a imprenta.
Conceptos básicos de la maquetación
Antes de entrar en materia, dejemos claros algunos conceptos básicos.
Fuente
Es lo que coloquialmente llamamos tipo de letra. Lo habitual es emplear una misma fuente a lo largo de un texto. Los cambios de tipo de letra tienen que tener siempre un motivo. De no ser así, lo único que conseguimos es despistar al lector y dar una imagen poco profesional.
Aun cuando haya un motivo detrás, tampoco conviene abusar. No es aconsejable usar más de tres fuentes en un libro y es preferible que pertenezcan a la misma familia (Serif o Sans Serif).
Cuerpo
El cuerpo es el tamaño de una fuente dentro del texto. Como es lógico, también debe mantenerse uniforme a lo largo del libro. Cualquier cambio debe tener una función que ayude al lector a diferenciar las partes del texto. Por ejemplo, resaltar los títulos o distinguir la narración de las notas a pie de página.
Se suele jugar con el tamaño de letra para ajustar la extensión del libro. Es decir, para que no sea excesivamente largo o corto. No obstante, en los libros destinados a lectores adultos se recomienda un cuerpo 10 u 11, mientras que en los libros infantiles es aconsejable que sea un poco mayor, entre 12 y 14.
Página maestra o página de maqueta
Se denomina así a los elementos constantes de la obra. Por ejemplo, cuando en el encabezado o en el pie de cada página aparece el título, el autor, el número de capítulo o el de página. Hay que tener cuidado porque cualquier errata en la página maestra aparecerá automáticamente en las páginas asociadas. Así que si tu libro tiene elementos comunes en todas las páginas o en conjuntos de ellas, has de revisar que estén bien uno a uno, porque nunca se sabe.
Tracking
También llamado interletraje, es el espacio que hay a la derecha de cada letra. Es decir, expande o comprime un bloque de texto.
Kerning
En castellano lo denominamos espaciado y es el espacio entre dos caracteres individuales.
El maquetador (incluso tú, en los documentos de Word) puede ajustar el traking y el kerning para solucionar algunos de los problemas que explicaré en los siguientes apartados.
Caja de imagen
Es el espacio delimitado en la maquetación para que aparezcan las imágenes.
Caja de texto
En este caso, es el espacio delimitado en la maquetación para que aparezca el texto.
Margen
Los márgenes son los espacios en blanco que quedan entre el borde de la caja de texto y el extremo de la página. Pueden ser superiores, inferiores, externos o internos.
Sangría
La sangría es el espacio en blanco que se deja entre el inicio de una línea o párrafo y la caja de texto.
Si autopublicas, tú podrás elegir todas estas cuestiones o dejarte asesorar por el maquetador. En cambio, si publicas con una editorial tradicional, lo más probable es que tengan establecido un diseño para todas sus publicaciones y tu opinión no cuente. No obstante, tendrás que revisar que los parámetros escogidos se mantengan uniformes a lo largo de la maqueta. Por ejemplo, que no se haya colado ningún cambio de fuente o cuerpo que rompa con la estética del conjunto, que las sangrías estén donde toca…
Y si incluye imágenes, asegúrate de que se vean nítidas, tengan márgenes uniformes, estén acompañadas del pie de foto que le corresponde y se mantenga el mismo criterio de escritura en todos ellos: usos de cursiva o negrita, punto a final de frase, cuerpo y fuente, alineación respecto a la foto, etcétera.
Corrección de galeradas: Nunca des nada por hecho
Lo que has de tener claro al corregir galeradas es que tienes que revisar absolutamente todos los elementos que componen la obra, sin pasar nada por alto. Comprueba que la numeración de los capítulos sea correcta, que estos comiencen en una nueva página o no, según lo hayas establecido. Revisa incluso la numeración de las páginas, tanto a lo largo de la obra como en el índice si lo hubiera. Y si se alternan fuentes o cuerpos a lo largo del texto, confirma que los cambios se dan dónde los has previsto.
En los elementos que damos por hecho es donde aparecen los errores que después más nos abochornan. Sin ir más lejos, hace poco vi que en la portada de un libro de una conocida editorial aparecía una errata justo en la palabra clave de la obra. Se lo comenté al autor un día y me contó cómo le había fastidiado verla: «Corregimos el libro entero mil veces varias personas, pero la portada se hizo a última hora y nadie se paró a revisarla. Yo ni siquiera la vi hasta que se publicó».
Si publicas con editorial, por errores así, los palos se los llevará ella. Pero recuerda que si autopublicas, te los llevarás tú. Así que ¡revisa hasta el mínimo detalle siempre!
Tres elementos en los que tienes que fijarte al corregir galeradas
Párrafos
¿La división en párrafos es la correcta? ¿Aparecen juntas frases que deberían estar en párrafos independientes? ¿Se han unido los diálogos de dos personajes distintos en una misma línea? Revisa bien esto, ya que son los fallos que pasan más desapercibidos.
Si has previsto que haya saltos de línea, ¿están dónde deben? Y si no deberían haber saltos, comprueba que no se haya colado ninguno.
En cuanto a la alineación del texto, lo habitual es que sea justificada. Confirma que es así y que ningún párrafo se ha desajustado. De igual modo, comprueba que el interlineado es uniforme.
Se denominan «calles» a los blancos que se forman cuando coincide en varias líneas consecutivas el espacio que hay entre dos palabras, uno debajo de otro. Esos vacíos dentro del texto rompen la estética del párrafo e incomodan la lectura, por lo que es importante detectarlos durante la corrección de galeradas.
El maquetador suele eliminar las calles con un reajuste del tracking. Pero nunca añadiendo espacios, ya que entre las palabras solo debe haber un espacio. Así que estate atento, a ver si detectas algún doble espacio, pues también deberá ser corregido.
De igual manera, has de fijarte si determinadas letras aparecen demasiado espaciadas o comprimidas. En esos casos, el maquetador lo solucionará ajustando el kerning.
Líneas
Al corregir galeradas hay que prestar atención a las líneas que componen el texto, para que no rompan la armonía estética ni distraigan al lector.
Se denomina línea viuda a aquella línea final del párrafo que se queda sola en el inicio de la página siguiente. Mientras que la línea huérfana es aquella primera línea de párrafo que queda sola en el final de una página.
La línea corta es aquella que no llega a cinco caracteres. Nunca debería ocupar la última línea de un párrafo.
Estas tres líneas, viudas, huérfanas y cortas, resultan antiestéticas, por lo que deben localizarse en el texto maquetado para rectificarlas antes de mandar a imprenta.
División de palabras a final de línea
A lo largo de la obra habrá decenas de cortes de palabra a final de renglón y es imprescindible revisarlos.
Se debe evitar que se alineen guiones a final de línea. Lo habitual es permitir que se alineen como máximo dos, pero depende de los criterios que establezca cada editorial en sus libros. En ese caso, deberás informarte de cuántos son antes de señalar como error algo que para la editorial no lo será.
Si autopublicas, serás tú quien le indique al maquetador y corrector cuántos guiones quieres que se alineen como máximo (¿ninguno?, ¿dos? ¿tres), o dejarte asesorar por ellos.
De igual manera, hay que evitar que se alineen sílabas y palabras iguales al principio o al final de líneas seguidas. ¿Por qué? Porque esto provoca que el lector se pierda, releyendo una línea o saltándosela. Y, además, resultan antiestéticas.
Aquí puedes ser lo riguroso que quieras (o la editorial, cuando es ella la que establece los criterios): señalar como fallo cuando se repita una palabra al principio o al final de dos o más líneas seguidas, o marcarlo como tal solo cuando se repita una letra, como en la imagen de ejemplo.
División de palabras con guion
En cuanto a la partición de palabras con guion, se debe realizar siempre conforme a las normas de ortografía. Por tanto, el guion no puede separar letras de una misma sílaba. En caso de ser así, deberá marcarse para que el maquetador lo solvente.
En cuanto a la división de palabras más complejas, los criterios que han de seguirse son:
- Si es una palabra compuesta, la partición puede ser por sílabas o por componentes. Cuando el guion de partición coincida con el guion del compuesto, este debe repetirse al principio de la línea siguiente, salvo en el caso de apellidos compuestos, donde la mayúscula inicial evita la posible confusión.
- Si la palabra está formada por dos o más vocales seguidas, estas no se pueden separar a final de renglón, aunque formen parte de sílabas distintas. Igual que en el caso anterior, si es compuesta, el corte se hace por sílabas o por componentes.
- Si la primera sílaba de la palabra es vocal, no puede quedar aislada al final de línea, excepto si va precedida de una hache. En el caso de las palabras con hache intercalada, esta no se tiene en cuenta y se siguen las reglas generales.
- La equis es inseparable de la vocal que le siga, por lo que el guion debe colocarse delante o detrás. Por ejemplo, ma – xi – lar. Y si va seguida de consonante, forma sílaba con la vocal precedente. Por ejemplo, ex – po – ner.
- Solo se pueden partir extranjerismos a final de línea si se hace conforme a las normas de su idioma. Por ejemplo, He – ming – way.
- Las abreviaturas y las siglas nunca se dividen, pero sí se permite la división de los acrónimos incorporados al léxico de nuestro idioma.
- Las expresiones numéricas, tanto romanas como arábigas, se escriben en la misma línea.
- En un grupo de dos consonantes entre dos vocales, una consonante se une a la vocal que la antecede y la otra, a la que le sigue. Por ejemplo, con – sen – so. Excepto los grupos consonánticos bl, br, cl, cr, dr, fl, fr, gl, gr, pl, pr, tr, que se unen con la vocal siguiente. Los dígrafos (ch, ll, rr) nunca se dividen.
Además de todas las normas señaladas, se debe evitar que del corte resulte una expresión malsonante, aunque la partición sea ortográficamente correcta. Como sería el caso de espectá-culo.
La importancia de corregir galeradas
Tras el arduo trabajo que supone escribir y corregir un libro, no debes dejar que se publique sin haber comprobado que todo está en orden.
Si te rodeas de profesionales, la corrección de galeradas te resultará un trámite mucho más sencillo. No obstante, debes tener los conocimientos básicos para saber detectar aquellos fallos que hayan llegado hasta la primera prueba en papel (o en digital) e indicárselos al maquetador, de forma ordenada y clara (siguiendo las pautas que él te haya indicado), para que los solucione antes de mandar el libro a imprenta. Solo así te asegurarás de que tu obra se publique con la calidad que deseas y que tus lectores merecen.
¿Has corregido galeradas alguna vez? Cuéntame tu experiencia.

¿Quieres leer Las semillas del rencor?
Escondido entre montañas, Pesinistra es un pueblo hostil incapaz de sacudirse los prejuicios. De Elisa dicen que lleva el demonio dentro por el color de su pelo. Ella no está dispuesta a tolerar su desprecio y se marcha a la gran ciudad. Pero allí no encuentra un futuro mejor y regresa al pueblo, donde solo le queda la mala vida que le vaticinaron.
Armada con el odio que han sembrado en ella, hará un juramento que sellará el destino de sus descendientes y de Pesinistra.
Adéntrate en esta saga familiar de realismo mágico en la que cinco mujeres buscan su lugar en el mundo.
2 Comments
Pues, he hecho dos proyectos -autopublicación- uno era un libro de cuentos y el otro una especie de libro de arte que mezclaba muchos textos e imágenes.
Por suerte he contado con el apoyo de amigos y todos han sido leídos al menos por tres personas, y aún hoy, es abrirlos y encontrar siempre algún pequeño fallo.
No se si es un buen consejo el que voy a decir, porque te sientes como Sísifo cuando corriges textos ymaquetaciones, pero llega un momento que hay que decir “se acabó” y dejar al proyecto volar libre 😀 . Al menos en mi caso es la alternativa a la locura.
Gracias por compartir. Muy útil todo.
Me parece un buen consejo, Juan. De hecho, es el consejo número nueve en mis Diez Consejos Para Corregir Una Novela.
Hay que poner todo de nuestra parte para que salga con calidad y contar con profesionales que nos ayuden a ello. Pero debemos comprender que siempre quedará algo, y no rasgarnos las vestiduras por ello.
Gracias por comentar.
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