Escribir bien

Cómo afrontar la corrección profesional: las 5 etapas del duelo del escritor novel

23/11/2017
corrección profesional

Dicen que cuando un escritor publica su novela, su historia ya no es suya, sino de sus lectores. Pero es mentira. La pérdida se sufre mucho antes, desde el momento en que el manuscrito es aceptado por una editorial y comienza el proceso de corrección profesional. Si eres escritor novel y aún no lo has vivido… ¡no sabes la que te espera!

Cuando recibes la primera llamada del editor, eres la persona más feliz del mundo. ¡Por fin tu novela va a ver la luz! Cientos de lectores, ¿cómo que cientos?, miles, ¡millones!, disfrutarán esa historia que rondó tanto tiempo por tu cabeza y que tantos meses te costó plasmar en el papel. Pero la sonrisa se te borra de la cara en cuanto recibes la segunda llamada. En ese momento se inicia un periodo de duelo irreversible.

Atención: Los personajes y hechos retratados en este post son completamente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Las 5 etapas del duelo del escritor

Negación: Mi libro no necesita una corrección profesional. Es perfecto tal como está

Escritor con el ego por la nubes porque van a publicar su primera novela.

«Tenemos que hablar», te dice el editor. «Ya sabes que tu novela nos ha encantado, ¡es genial, en serio! Pero, como todas, necesita unos retoques. Nada, lo típico: corrección de estructura, de estilo, de ortotipografía…».

Y a ti te tiemblan las canillas. «Pero ¿no dice que es genial? ¿Para qué tantas correcciones?». Si se te ocurre expresar este pensamiento en alto, la carcajada que soltará el editor será de las que hacen historia. Ten cuidado de que no se atragante, no vaya a ser que te toque buscar otro editor. Y que ni se te pase por la cabeza esa idea: cualquier (buen) editor querrá meterle mano a tu escrito.

Para ti, tu novela es tu retoño literario. Estás enamorado de sus supremas virtudes (¡qué giros de trama, oye!) y de esos detalles que algunos se atreven a llamar errores, pero que solo son una muestra de que tu originalidad narrativa está por encima de las reglas establecidas. Te niegas a que le toque una coma, le insistes en que tus digresiones infinitas tienen su porqué. Y el editor te da palmaditas en la espalda y la razón como a los locos, porque está más que acostumbrado a la fase de negación de los escritores. Espera el tiempo necesario para contraatacar: «Tú confía en mí. Todo lo que haremos en la corrección profesional será por el bien de la novela».

Ira: ¿Por qué te metes en mi estilo?

Cómo afrontar la corrección profesional Ira

Escritor cabreado por la poda que un corrector profesional ha hecho a su novela.

Te has dejado convencer por el editor. Ese pequeño sacrificio merecerá la pena cuando alcances la gloria de estar entre los libros más vendidos del Corte Inglés. Y esperas las primeras correcciones cruzando los dedos. Seguro que no serán para tanto. ¡Si tú la releíste mil veces! Todo encajaba a la perfección y estaba llena de párrafos para enmarcar.

Entonces recibes el correo… Y casi te caes de espaldas. ¡Qué cantidad de eliminaciones, de frases reordenadas, de comentarios al margen para que añadas aquí y quites de allá!

Apretas los puños, sofocas un grito de puro milagro y te levantas para llamar por teléfono, dispuesto a dejarle las cosas claras al editor y a quienquiera que haya hecho esa supuesta corrección profesional. Ellos te dejan desahogarte y te piden que la vuelvas a revisar otro día, con calma. Y tú coges aire, templas los nervios y dices que vale, de acuerdo. Pronto tendrán noticias tuyas.

Negociación: Estas son tus correcciones, estas son mis correcciones a tus correcciones

Cómo afrontar la corrección profesional Negociación

Escritor usando todas sus armas para contraatacar a su corrector profesional.

Vuelves a abrir el documento, dispuesto a revisarlo con la cabeza fría. Que no se diga que no pones de tu parte. Ves los cambios y lees las justificaciones. ¡Vaya! Todo parece tan argumentado. Te pones a pensar cómo rebatir los cambios, pero te das cuenta de que en la mayoría no se te ocurre nada más allá de que a ti te gusta así.

Habrá que pasar por el aro, piensas con resignación. Y solo defiendes unos cuantos puntos para los que si encuentras razones. Intercambias unos cuantos correos con el corrector y, al final, acepta tus sugerencias.

Depresión: Ese no es libro que yo escribí

Cómo afrontar la corrección profesional depresión

Escritor en plena crisis de identidad.

Tu libro ya está en imprenta y tú te temes lo peor. ¿Queda algo de ti en esa historia? ¿Te has traicionado a ti mismo permitiendo tantos cambios? ¿De verdad que puedes decir que ESE es tu libro? Y te sube la congoja por la garganta, mientras tus familiares y amigos te felicitan por tu próxima publicación.

Aceptación: El corrector profesional es mi amigo

Cómo afrontar la corrección profesional Aceptación

Escritor orgulloso de su libro recién publicado.

Ya tienes tu libro en las manos. Te embarga la emoción. Estás deseando leerlo, pero aún tienes miedo de no reconocerte en sus páginas. Te armas de valor y lo abres. Enseguida te dejas envolver por la historia, TU historia. Está ahí, tal y como la imaginaste, ¡y luce tan bien!

Ya no recuerdas qué cambios hicieron durante el proceso de corrección profesional. La verdad es que solo fueron circunloquios, repeticiones en las que caías una y otra vez sin darte cuenta y alguna ordenación de ideas que hacía que el texto fuera más comprensible. Detallitos. Ahora, hasta te planteas enviarle un correo de agradecimiento al corrector profesional. Al fin y al cabo, no lo ha hecho tan mal.

  ¿Has pasado por el duelo del escritor?

¿Quieres leer Las semillas del rencor?

Escondido entre montañas, Pesinistra es un pueblo hostil incapaz de sacudirse los prejuicios. De Elisa dicen que lleva el demonio dentro por el color de su pelo. Ella no está dispuesta a tolerar su desprecio y se marcha a la gran ciudad. Pero allí no encuentra un futuro mejor y regresa al pueblo, donde solo le queda la mala vida que le vaticinaron.

Armada con el odio que han sembrado en ella, hará un juramento que sellará el destino de sus descendientes y de Pesinistra.

Adéntrate en esta saga familiar de realismo mágico en la que cinco mujeres buscan su lugar en el mundo.

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5 Comments

  • Responder CrisMandarica 23/11/2017 at 1:54 pm

    Mi primera vez con un corrector profesional fue bien, pero porque yo tengo interiorizado que hago muchas cosas mal y que lo que quiero es aprender. Además, siempre me hicieron las correcciones desde el respeto y con mucho tacto, así que eso también ayudó mucho. Cuando envío una novela trato de verla más como un trabajo del cole que alguien va a corregir para que saque más nota la próxima vez, que como una obra maestra que un simple corrector no aprecia porque es un plebeyo xd! Esa fue mi primera vez, y las dos siguientes, ya sabes, fueron iguales: gente muy profesional, con amor por lo que hace y respeto y tacto al hacerlo. ¿Hay algo mejor que eso a la hora de corregir? Yo creo que no. Biquiños!

    • Responder Esther Magar 23/11/2017 at 5:46 pm

      Si te animas, te apunto a la propuesta de hablar de la primera vez con un corrector, ¿qué te parece? Así lo cuentas con más detalle. 🙂

  • Responder Jon 04/07/2019 at 1:03 pm

    Provocador punto de partida para la reflexión y la introspección XD
    Mi única experiencia con una correctora profesional fue muy interesante. Me gustó leer las razones de los cambios y aprendí de ellos.
    Tuve la tentación (¿negación?) de explicarle tal o cual razón de tal o cual cosa pero luego pensé que no tenía sentido discutir por cambios que en el fondo, me parecían perfectamente aceptables.
    Hubo alguna cosa pequeña que no me convenció, pero entendí el sentido de lo corregido. Simplemente lo redacte a mi gusto, teniendo en cuenta la razón del cambio.
    Lo cierto es que hubo decenas de fallos que salieron a la luz, muchos de ellos de los qué, una vez iluminados por la linterna del corrector, dices: “cómo se me pudo escapar”.
    Además, soy un desastre en todo lo ortotipográfico y de puntuación (me remito al ejemplo de este comentario), por lo que la intervención del corrector da mucha seguridad de cara a la presentación.
    En cuanto a la labor del editor, a mi me gusta pensar en su figura del modo que dice Enrique Murillo: “El editor es un simple Pepito Grillo que tiene que intervenir para provocar la reflexión del autor sobre aquello que el editor cree que son errores.”
    Me parece una visión de la edición de lo más positiva y respetuosa. En mi opinión el autor no puede ser devaluado como un donnadie, que no sabe lo que ha escrito, o que lo ha hecho de pura suerte y necesita alguien que sí sabe para sacar algo decente.
    La historia es suya y si el editor fuese capaz de escribirla, no intentaría contratarlo. No hay que perder el respeto al autor ni hablarle en un tono condescendiente o superior, y esto que seguramente se aplica por miedo a los autores consagrados, debería ir de serie para el resto sin miedo a que te den el portazo.
    Por cierto, una peli interesante sobre el trabajo del editor es “Genious”, que es algo floja, pero se ve lo que significa pulir una novela (¿realmente algún editor haría eso con un autor desconocido hoy en día? Lo dudo).

    • Responder Esther Magar 04/07/2019 at 7:45 pm

      Hola, Jon:
      Gracias por compartir tu experiencia. Por supuesto que ni el corrector ni el editor deben menospreciar al autor, todas las partes han de verse como aliadas para crear el mejor libro posible.
      Me apunto la película, me has picado la curiosidad.

      Saludos.

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