Hablemos claro: ¿de verdad necesitas contratar a un corrector de estilo para que revise tu novela?
Una corrección ortotipográfica es necesaria porque a todos se nos escapa alguna tilde o colamos alguna errata al teclear. Pero el estilo es otra cosa. El estilo es lo que caracteriza a cada autor, su seña de identidad. ¿Cómo va a meterse un desconocido ahí?
5 razones por las que NO contratar a un corrector de estilo
Hay muchas razones por las que no contratar a un corrector de estilo. A ver cuántas de estas has oído o pronunciado:
1. La corrección de estilo es un oficio relativamente reciente. ¿Acaso los grandes escritores de la antigüedad necesitaban contratar a un corrector de estilo?
2. Si de verdad sabes escribir, no te hace falta un corrector de estilo.
3. Y si no sabes, contratar a un corrector de estilo es hacer trampa, engañar a tus lectores.
4. Los correctores de estilo reescriben el texto según sus gustos o, peor aún, lo cambian para ajustarlo a lo literariamente aceptado. ¿Dónde queda el arte, la innovación?
5. La intervención del corrector de estilo borra tu voz, ya no te reconoces en tu obra.
Ante semejante despropósito, ¿quién se va a arriesgar a contratar a un corrector de estilo?
Prejuicios contra la corrección de estilo
Yo he oído ese tipo de frases más de una vez. Cuando algunos clientes contactan conmigo para pedirme presupuesto, suelen estar interesados en la corrección ortotipográfica, pero se muestran recelosos con la corrección de estilo. Por eso hacía tiempo que quería escribir un artículo para desmontar los prejuicios contra la corrección de estilo. Así que allá vamos.
La corrección de textos es una profesión recién inventada; una forma de sacar el dinero a los autores noveles
No me había topado con este prejuicio hasta que leí los comentarios del artículo Cómo corregir tu libro con un corrector profesional, de María José Moreno. Pero no, la verdad es que la corrección no nació ayer. Puede que nos lo parezca porque es bastante desconocida, pero se lleva a cabo desde hace mucho. Y no estamos hablando de veinte, cincuenta o cien años de antigüedad: los correctores ya existían «antes de la invención de la imprenta; los romanos del siglo IV y V corregían textos de muchos autores, desde Virgilio hasta Apuleyo». Al menos, eso es lo que asegura Fernando Frolio. Y no me extraña. Como dice el dicho, cuatro ojos ven más que dos. Siempre ha habido necesidad de que unos ojos ajenos revisen un texto para detectar incongruencias, ambigüedades o errores de cualquier índole.
Un buen escritor no necesita un corrector de estilo
Todos los escritores, consagrados y noveles, necesitan un corrector, aunque no todos se atrevan a reconocerlo.
Contratar un corrector de estilo no significa que no sepas hacer tu trabajo, al contrario: demuestra que cuidas hasta el más mínimo detalle. Es normal que caigas, por ejemplo, en repeticiones o palabras imprecisas, y que seas incapaz de detectarlas porque tienes el texto demasiado interiorizado. El corrector de textos está ahí para ayudarte a pulir la claridad y fluidez de la narración.
Los correctores de estilo reescriben el texto
No, un buen corrector de estilo no reescribe el texto, ni según sus gustos ni para ajustarlo a los parámetros oficiales. Intentará que respetes las reglas de la ortografía y la gramática porque de estas depende que la comunicación sea efectiva, pero no eliminará tus experimentaciones literarias.
Tampoco es su tarea completar las lagunas de contenido o hacer que el texto se asemeje a un autor determinado. Marian Ruiz Garrido, compañera correctora, me ha contado varias vivencias en este sentido:
«La primera anécdota está relacionada con la corrección de un TFM. Recibí el trabajo ¡sin una sola referencia de fuentes consultadas! y con un texto que provenía del tutor, con instrucciones poco claras (amén de incorrecciones en su exposición). La persona pretendía que la correctora, imbuida por una especie de sabiduría metafísica, adivinara qué era cita y qué no y de dónde provenía cada una. ¿Cómo? Con la mera lectura del trabajo y cierta clarividencia que asiste a quienes corrigen, lógicamente. En su descargo diré que la persona era extranjera y que, con seguridad, ni siquiera había sido capaz de descodificar las indicaciones del profe. Aún me pregunto cómo logró llegar hasta ahí con tal nivel de comprensión general y de español en particular.
»La segunda anécdota es corta y es sobre un cuento largo. Su autor quería que el estilo, una vez corregido, imitase al de determinado autor. Pretendía que la correctora hiciera de algo recargado y confuso algo no solo claro y conciso, sino profundo; es decir, además de una reescritura, una re-creación en toda regla.
»La tercera va de corregir un libro y prologarlo. Omitiré muchos detalles que condujeron a la persona a pedirme que lo escribiera yo. La cosa rodaba hasta que decidió pedir opinión. El resultado: “Dicen que está muy bien, pero que no soy yo; que no se me parece”. Pero ¿cómo podía pegarme al estilo de quien no lo tenía? Lo escribí, lo corrigieron dos personas y yo estoy en los créditos como redactora de contenidos. Toda la bibliografía consultada en muchas horas de biblioteca, referenciada al final, como debe ser. Por lo que me cuentan, el libro tiene buena salud y se sigue vendiendo bien».
En estos casos, lo que buscaban los clientes no era contratar a un corrector de estilo, sino a un escritor fantasma; dos oficios distintos, aunque a veces confluyen en una misma persona.
Los correctores de estilo modifican el estilo del escritor
Entiendo que usar la palabra «estilo» para este tipo de revisiones suscite reticencias. Los escritores se niegan a que corrijan su estilo, obviamente. Pero eso es un miedo infundado. Pese a lo que pueda parecer, la corrección de estilo no consiste en eso.
L. M. Mateo, otra compañera correctora, se ha enfrentado a este prejuicio más de una vez, y su respuesta es contundente: «¿En serio es tan difícil entender que si usas la construcción «mientras que» en todo el texto para no usar gerundios, que si usas los verbos comodín en vez de los específicos, que si comienzas todos los párrafos con la misma estructura, que si tu diálogo pierde fuerza porque los incisos están demasiado adelantados o atrasados, que si cambias de narrador sin venir a cuento, que si tu frase tiene un mínimo de dos sujetos posibles porque no está claro el antecedente o que tu párrafo (ese tan genial) necesita de puntos y seguidos para que el lector no se pierda o incluso de una reescritura es que necesitas un corrector de estilo urgentemente?».
Las correcciones de estilo resultan muy escandalosas cuando el control de cambios las resalta en rojo, pero en realidad son pequeñas modificaciones. No afectan al estilo del escritor, al contrario: hacen relucir su prosa, librándola de elementos superfluos y errores recurrentes. En definitiva, la misión del corrector es sacarle partido al estilo del autor, no cambiarlo. Por eso, aunque cada libro te lo revise un corrector distinto, tu estilo no se verá afectado.
La verdadera razón por la que no contratas a un corrector de estilo
Si alguna vez has defendido esos prejuicios es porque realmente ignoras en qué consiste la corrección de estilo. Mi experiencia como correctora me demuestra que los escritores que están recelosos al principio quedan encantados al final. Porque, además, aprenden muchísimo durante la fase de corrección, tomando conciencia de su propia forma de expresarse, de sus vicios y fortalezas. Por eso, la corrección de estilo es un paso imprescindible para ofrecer un libro de calidad a los lectores y para mejorar como escritores.
¿Sigues teniendo prejuicios con la corrección de estilo o te atreves a probarla?

¿Quieres leer Las semillas del rencor?
Escondido entre montañas, Pesinistra es un pueblo hostil incapaz de sacudirse los prejuicios. De Elisa dicen que lleva el demonio dentro por el color de su pelo. Ella no está dispuesta a tolerar su desprecio y se marcha a la gran ciudad. Pero allí no encuentra un futuro mejor y regresa al pueblo, donde solo le queda la mala vida que le vaticinaron.
Armada con el odio que han sembrado en ella, hará un juramento que sellará el destino de sus descendientes y de Pesinistra.
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23 Comments
Un excelente artículo que despejará dudas a más de uno. Yo corrijo y escribo también para otros; a veces, como ‘fantasma’ y otras, con el necesario reconocimiento, según pactemos. Lo gracioso es cuando alguien llega pidiendo una corrección ortotipográfica y de estilo y, ya puestos, “completa lo que falte y haz que se le parezca a no sé quién”. Es un servicio que doy, pero que tiene otro precio. La corrección, al final; siempre, al final.
Lo dicho: un gran artículo.
Gracias por contar conmigo, Esther. Un abrazo literario.
Gracias a ti, Marian, por compartir tus experiencias. Eso de conseguir que se parezca a no sé quién debe ser muy complejo, así que tienes toda mi admiración.
Un abrazo literario.
Hola Esther:
Me ha gustado mucho el artículo, enhorabuena. Yo era muy reacio a que los escritores contrataran a correctores, hasta que me di cuenta de que a mí me habían enseñado a corregir el estilo en mi carrera de Periodismo (y sí, las erratas propias, por mucho que sepas, se te cuelan de mala manera porque, bueno, somos humanos). Curiosamente, fue lo único que me interesó de esa carrera.
A mis alumnos del curso de escritura creativa les digo que deben dominar la gramática (la ortografía y la sintaxis no pueden estar mal por ignorancia), les explico la ortotipografía de los dialógos (es cuando les tienta crear solo personajes mudos), y doy consejos de estilo. Algunos bufan y me llaman quisquilloso. Entonces les digo lo que cobráis los correctores. Alucinan. Les explico que es un trabajo para el que hay que formarse, y que una buena corrección lleva mucho tiempo. ¿Que se lo quieren ahorrar? Pues que aprendan por su cuenta, prestando atención a los detalles, que es como se aprende.
Me parece que la cuestión de fondo es que si quieres tener una carrera literaria, te guste o no, debes aprender de estilo. Y si nadie te ha enseñado, contratar a un buen corrector es una manera de aprender. (Si no quieres una carrera literaria y solo te interesa publicar un libro con tu nombre en la portada, por Dios, contrata a alguien y ahórrate años de formación).
Un abrazo.
Hola, Carlos:
Me alegro de que te haya gustado. Estoy de acuerdo contigo en que cualquier escritor que quiera hacer bien su trabajo debe dominar la ortografía y tener conocimientos de corrección de estilo. Eso no quita que un repaso profesional siempre venga bien.
Un abrazo.
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[…] Informations on that Topic: relatosmagar.com/contratar-a-un-corrector-de-estilo/ […]
Muchas personas no saben redactar. Hay que asumir las propias limitaciones con humildad y recurrir a un profesional del lenguaje. Si vas al médico cuando te duele el estómago aunque sepas que te puedes tomar un bepto bismol, es porque sabeque como profesional verá más a fondo el problema. Además nunca está demás una corrección, por las cosas que se te pasan. En los periódicos hay a veces hasta 5 a 6 diferentes lectores para revisar y evitar errores y aún así a veces los errores se cuelan, se les llama duendes.
Sí, esos duendes son muy puñeteros. Por eso debemos poner todos los medios para publicar sin errores.
Gracias por comentar.
¡Gracias por haber hecho estas aclaraciones! Soy correctora de estilo y me topo mucho con estos prejuicios.
Son demasiado habituales, sí. Pero seguro que con tu buen hacer les convences de que es necesaria.
Saludos.
Muy interesante cómo desmitificas esos miedos tan arraigados sobre la tarea del corrector. Eso sí, hasta ahora para mí el corrector de estilo y el ortotipográfico eran lo mismo. Así que en cierto modo, tu artículo me ha sembrado más dudas. Tendré que investigar sobre ello.
Un saludo.
Hola, Rebeca:
Hay muchas diferencias entre ambas correcciones. Tengo pendiente un artículo para dejarlo más claro.
Saludos.
Hola Esther: tengo una duda. Verás, realicé la traducción de un cuento infantil al inglés, y por aquello de cuidar que sea ‘culture friendly’ y correcto en el estilo, he hablado con una chica extranjera que se dedica a la escritura de libros infantil para que ella lo corrija. Lo que ocurre es que aquí me surgen dudas. ¿Qué puntos debería seguir para estar protegida, es decir: ¿debería registrar mi traducción también previamente en la propiedad intelectual? ¿Una vez corregido, si el texto varía un poco, hay que volver a registrarlo? Esto lo digo porque si bien la conozco un poco, si ella se ve con la traducción en su poder, fruto de su corrección de estilo, puede tener contactos en el mundo editorial, y decidir publicarlo ella.
El texto original además no es mío, y no sé si esto evitará que ella lo publique, pues entiendo que el autor debería darle permiso -a mi me lo dio. Aunque claro que también puede ser que esté exagerando, pero… ¿cómo se hace para asegurarse uno/a ante esto? Sería necesario un contrato formal, imagino.
Saludos
No soy experta en derechos de la propiedad, por lo que deberías consultar a alguien que sí lo sea. Solo te puedo decir que, cuando los cambios son poco significativos, no es necesario registrar una obra de nuevo, y que si intervienen varias partes que pueden disputarse los derechos de autor, es habitual redactar un contrato en el que fijen todas las condiciones para no tener sorpresas desagradables en el futuro.
Saludos.
Mil correctores, mil criterios; lo explicare de una manera simple. un escritor puede enviar su texto a un corrector cualquiera y después de haberse hecho la corrección, el escritor , mandara el mismo texto a otro corrector y así sucesivamente, hasta tener cinco correcciones. Y les puedo asegurar, que el texto siempre sera modificado, aclaro (modificado) y no corregido.
A lo que me refiero, es que los correctores, siempre encontraran la manera de modificar el texto a sus criterios. “siempre” y no me refiero a una palabra o signo, porque aunque el texto esté perfectamente escrito. Siempre encontraran la manera de codificarlo
En concreto, los escritores y me refiero a lo buenos escritores, están obligado a conocer mejor que nadie la gramática, ortografia y todas sus ramas y deben conoser el arte de la escritura, mejor que cualquier corrector, con todo y su espesialidades y doctorados. Y no depender de profesionales, que solo hasen uso de la tecnica, y no del arte. (como los escritores)
En pocas palabras, los correctores solo sirven para los malos escritores que no manejan su idioma como un profesional. ademas, que son demasiado costosos para un escritor novel. y es claro que en este blog, los correctores se animan entre si,
En un mundo ideal, todos los escritores serían buenos y dominarían las reglas de su idioma. Y, aun así, necesitarían unos ojos externos para repasar su texto, porque son humanos y siempre pasarán algo por alto.
En el mundo real, no todos los escritores son buenos, no todos dominan las reglas de su idioma y ni siquiera los mejores nacen siéndolo, sino que necesitan años de práctica para sacar todo el partido a su escritura. Por eso los correctores son necesarios. Todo escritor que haya trabajado con un buen corrector dará fe de ello.
Necesito contratarlo para corregir mi futuro libro
Buen artículo, pero creo que el encabezado es muy vago y parece un poco tendencioso. Soy corrector de estilo y, al leer las primeras líneas, quedé anonadado ya que al principio parece como si la línea del artículo fuera justamente la de justificar las razones de por qué no es necesario. Mi consejo sería cambiar el encabezado por algo como “5 mitos sobre la corrección de estilo” y también aclarar desde los primeros párrafos que las razones que enumeras son las creencias 8erróneas) más comunes para no no contratar a un corrector o correctora, ya que así como está planteado se entiende que esas razones son reales y que se está invitando al lector (y al escritor) a no contratar a uno. Sabemos que cada vez las personas leen menos y a veces basta con leer un encabezado y los primero párrafos de un artículo para decidir si se lee todo el texto o quedarse con la primera impresión del inicio.
Saludos.
Hola, Flavio:
Entiendo tu recomendación, pero creo que tal como está hace que entren los que no quieren contratarlo para encontrar argumentos a su postura. Al menos, ese era mi objetivo, para, una vez expuestos, rebatirlos. El resto de mis títulos suelen ser descriptivos, en este quise jugar con esa idea.
Saludos.
Buenas tardes estoy interesada en tus servicios
Hola, Esther:
Me encantó tu artículo, y también leer tantos comentarios así de cuidados. Ahora sí, creo que me topé algo nunca antes visto en Internet.
Saludos.
Me alegra que te haya gustado. 🙂
Según algunos correctores; se basan en las reglas de la RAE, entonces; ¿por que cinco correcciones de cinco correctores diferentes son tan distintas?, ¿quien los entiende? creo que los correctores aprovechan el auge de tantos novatos “personas sin la cultura y talento necesarios para ser escritores”
El escritor debe conocer su oficio, y ademas, ser un artista. independientemente de tener amplios conocimientos de su idioma a nivel profesional, como sintaxis; composición, retorica, ortografía, etc.
Por otra parte, es innegable que algunos correctores sean unos eruditos en su profesión, pero solo a nivel técnico, y no artístico.
Para terminar; por supuesto que existen escritores que no permiten que manoseen sus obras, de hecho, uno de ellos supero con creces al corrector de una editorial en conocimientos. no diré su nombre. pero es colombiano.
Gracias
Las normas de la RAE son las que son, pero también tienen cierto margen de interpretación, según el contexto. En cuanto a la corrección de estilo, ahí hay mayor componente subjetivo. El corrector propone y el escritor decide, siempre argumentando por ambas partes. Respecto a si el escritor debe conocer su oficio, me remito a otro comentario que aparece más arriba, donde otro lector del artículo expuso lo mismo y ya le contesté.
Saludos
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