Ya estamos en julio y, con él, llega la séptima entrega de #UnAñoDeAutoras de realismo mágico. Tras entrevistar a varias escritoras actuales (Cristina López Barrio, Patricia Esteban Erlés y Sofía Rhei), vuelvo a los orígenes del género para hablar de la poetisa y cuentista argentina Silvina Ocampo (1903-1993), contemporánea de Elena Garro, la primera autora que homenajeé en esta iniciativa.
Estas dos mujeres tienen algo más en común que haber vivido en la misma época. Y no me refiero a esos rumores que apuntan a que compartieron hombre, sino a que precisamente las trayectorias literarias de ambas fueron eclipsadas por sus respectivas parejas: Octavio Paz, en el caso de Elena Garro y Adolfo Bioy Casares, en el caso de Silvina Ocampo.
Además de por su esposo, el talento de Silvina Ocampo quedó relegado por el de su hermana Victoria Ocampo, una referente de las letras argentinas, fundadora de la revista Sur y activista feminista. Y por si fuera poco ser conocida como «mujer de» y «hermana de», también fue «amiga de» Jorge Luis Borges. Algunos críticos llegaron a decir que Silvina Ocampo había fracasado en su intento de imitar los cuentos de Borges. Pero, en realidad, Silvina Ocampo no intentó imitar a su amigo ni a nadie. Ella misma era su única influencia, de ahí que su narrativa sea tan atípica e inclasificable.
Obras de Silvina Ocampo
Silvina Ocampo cultivó sobre todo el relato corto. En 1937, publicó Viaje olvidado, su primer libro de cuentos. Victoria Ocampo, su influyente hermana, lo reseñó en la revista Sur. Lejos de impulsar su carrera con palabras elogiosas, remarcó los elementos autobiográficos que había detectado en aquellas historias y le reprochó haber distorsionado esos recuerdos de infancia. Creo que no hace falta decir que la relación entre estas dos hermanas nunca fue demasiado afectuosa ni distendida.
Silvina Ocampo dedicó varios años a publicar poesía e incluso fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía. Ya en 1959 retomó los cuentos y publicó La furia, obra con la que, según la crítica, alcanzó la plenitud de su estilo y del tratamiento de sus temas.
En 1961 llegó el volumen de cuentos Las invitadas y en 1962 regresó a la poesía con Lo amargo por dulce. Durante los años setenta publicó tres poemarios más, los cuentos de Los días de la noche e hizo una serie de incursiones en el cuento infantil.
En la recta final de los años ochenta, Silvina Ocampo ya había enfermado de Alzheimer. Aun así, publicó Y así sucesivamente (1987) y Cornelia frente al espejo (1988). Póstumamente, muchos de sus textos inéditos vieron la luz. Entre ellos, destacan Las repeticiones, una colección de cuentos inéditos que incluye las novelas cortas El vidente y Lo mejor de la familia, y su autobiografía escrita en verso libre, titulada Invenciones del recuerdo.
Silvina Ocampo y el realismo mágico
¿Escribió Silvina Ocampo realismo mágico? Seguramente ella no hubiese contestado a esta pregunta porque odiaba las entrevistas y las etiquetas. Sin embargo, el cuento Los sueños de Leopoldina es una muestra clara de su acercamiento a este género.
Más allá de etiquetas, lo que caracterizaba a Silvina Ocampo es que estaba siempre en la vanguardia. Lo que ella escribía se parecía poco, o nada, a lo que escribían los demás en ese momento.
Silvia Ocampo convertía lo extraño en cotidiano, de ahí que muchos hayan destacado el surrealismo de sus historias, la ambigüedad de su lenguaje e, incluso, su capacidad de subversión. La magia, el psicoanálisis y las distorsiones cognitivas eran elementos recurrentes en sus cuentos, lo que hacía que estos siempre se movieran entre lo real y la fantasía, entre el sueño y la vigilia.
Cuando expliqué por qué me enamora el realismo mágico, ya señalé que este género recurre a la fantasía como una forma alternativa de acercarse a la realidad y profundizar en ella. Y esto es precisamente lo que hacía Silvina Ocampo. Para ella, lo imaginario era una manera de relativizar la realidad, para encontrarle otros sentidos y verdades. De ahí que a menudo recurriera los cambios físicos de sus personajes, como por ejemplo el jardinero que se convierte en planta en Sabanas de tierra. Era una forma de plasmar visualmente la transformación psicológica. Su prosa se recreaba en lo sensorial y la ironía e incluso el humor negro desempeñaban un papel indispensable.
El feminismo de Silvina Ocampo
Silvina Ocampo nunca enarboló la bandera del feminismo como su hermana. Sin embargo, los personajes femeninos de sus historias eran reflejo de su feminismo, al que veía como algo natural. Sus personajes femeninos rompían con la visión unidimensional de las mujeres, pues satirizaba los estereotipos y se adentraba en el lado oscuro de la feminidad.
Las desmitificación de la infancia en los cuentos de Silvina Ocampo
Los niños son otros de los personajes habituales en los cuentos de Silvina Ocampo. Pero no siempre son inocentes o víctimas, pues los vincula al horror, a la crueldad, siendo ellos mismos los culpables o verdugos.
Dos libros para descubrir a Silvina Ocampo
Cuentos completos, de Silvina Ocampo
En 2006, la editorial Emecé publicó Cuentos completos, una recopilación exhaustiva de la bibliografía de Silvina Ocampo. En sus páginas encontrarás muestras del universo imaginativo creado por Silvina Ocampo, que no sabía de límites ni convencionalismos: niños asesinos, niñas sentenciadas a muerte, un jorobado al que unos borrachos le planchan la joroba en una tintorería, una moribunda a la que las amigas le quieren robar la asistenta…
La hermana menor, de Mariana Enríquez
La editorial Anagrama acaba de publicar La hermana menor. Se trata de la biografía de Silvina Ocampo que ha escrito la periodista y escritora argentina Mariana Enríquez. A través de testimonios escritos, pero también de testimonios vivos, Enríquez ha hecho un retrato de la vida y de la literatura de Ocampo, reivindicándola como una de las autoras fundamentales para entender la literatura argentina del siglo XX. Porque más vale tarde que nunca, ¿no?
Y tú, ¿has leído a Silvina Ocampo?
Bibliografía consultada:
- La narrativa de Silvina Ocampo: entre la tradición y la vanguardia, de María Bermúdez Martínez.
- Los nombres de Silvina Ocampo, en Revista Ñ.
- Algunos apuntes para ese enigma llamado Silvina Ocampo, en Infobae.
- La pequeña Ocampo, en El País.
- ¿De qué se reirán esos idiotas?, en El País.
- Silvina Ocampo, en Biografías y vidas.
- Silvina Ocampo, en Wikipedia.
- Silvina Ocampo: diferente y notable, pero casi desconocida, en La Voz.
- Silvina es secreta: un retrato de la menor de las Ocampo, en Fronterad.
- Silvina Ocampo, la gran escritora detrás de Adolfo Bioy Casares, en ABC.
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¿Quieres leer Las semillas del rencor?
Escondido entre montañas, Pesinistra es un pueblo hostil incapaz de sacudirse los prejuicios. De Elisa dicen que lleva el demonio dentro por el color de su pelo. Ella no está dispuesta a tolerar su desprecio y se marcha a la gran ciudad. Pero allí no encuentra un futuro mejor y regresa al pueblo, donde solo le queda la mala vida que le vaticinaron.
Armada con el odio que han sembrado en ella, hará un juramento que sellará el destino de sus descendientes y de Pesinistra.
Adéntrate en esta saga familiar de realismo mágico en la que cinco mujeres buscan su lugar en el mundo.
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