Realismo Mágico

¿Por qué escribir realismo mágico hoy?

26/09/2019
por qué escribir realismo mágico hoy

Escribir realismo mágico no está de moda; es más, mucha gente no sabe ni lo que es. Así que imagínate qué cara se me quedó cuando vi que la editorial Cerbero lanzaba una convocatoria para una antología de realismo mágico. En mi afán de dar a conocer mi género literario favorito, no podía perder esta oportunidad y contacté con Israel Alonso, una de las cabezas de Cerbero. ¿El resultado? Una entrevista en la que hablamos de realismo mágico de hoy y de ayer, de otros géneros poco conocidos, como el cachava y boina, del panorama editorial actual y, sobre todo, de escribir literatura sin prejuicios ni fronteras.  Que la disfrutes.

CONVOCATORIA DE REALISMO MÁGICO DE LA EDITORIAL CERBERO

 

editorial cerbero

Según la declaración de intenciones de vuestro sitio web, editorial Cerbero mira con una de sus tres cabezas hacia el pasado, rescatando formatos, ideas y conceptos que adoráis por su esencia inmortal. ¿Es a esa cabeza a la que se le ocurrió convocar la antología de cachava y boina en 2017 y la antología de realismo mágico ahora? ¿Cuál es la esencia inmortal de estos géneros?

Tuvo que ser esa cabeza, sí. No pudo ser otra. Hay algo de mágico, de sobrenatural, en ciertos géneros y subgéneros de la literatura universal; una reverencia que a veces se pasa de rosca, como si el pasado fuera intocable e inmutable, como si muchas de esas cosas que ahora adoran como Alta Literatura, sea lo que sea lo que significa eso, no hubieran sido en su momento manoseadas y retorcidas, tomando ideas y fórmulas preexistentes y atreviéndose a darles una nueva impronta.

Ves las novedades literarias, la prensa especializada, y no paran de repetirse formatos y clichés, unas veces tratando de que se note y otras disfrazándolo para que nadie vaya a levantar el dedo. La enésima reedición de la obra de Dick, o de Lovecraft… Con todos mis respetos al uno y al otro, desde luego, pero… ¿Otra vez?

Las más de las veces, además, ni siquiera aportan nada nuevo; un estudio original, unas notas de una entendida en la materia, borradores descartados… ¡Una traducción nueva y buena de la obra! Que ni eso, que normalmente es la misma traducción que en su día se comercializó y que a saber quién hizo. Quizá el propio editor con su esfuerzo, quizá algún escritor del momento, de aquellos que «mejoraban» las traducciones porque eran Mejores Que El Original.

La prensa ahora habla de folk horror porque la gente ha ido al cine a ver Midsommar. ¿Y qué es el folk horror? Porque si, en lugar de una isla sueca, la cosa transcurre en Grazalema, a lo mejor estaríamos hablando de cachava y boina, o de cualquier otra cosa. A veces buscamos nuevas ramificaciones huyendo, quizá, de la solemnidad de transitar un camino en el que ya otras personas han dejado huellas sólidas y duraderas. En Cerbero nos gusta mirar hacia atrás con respeto, desde luego, pero también con espíritu crítico.

Una vez que pusimos los ojos en la cachava y boina, por ejemplo, decidimos dejar claro en las bases que en nuestro espíritu estaba el hecho de transmutarla, de expandirla, porque no se nos ocurría ninguna razón válida para que no pudiera hacerse ciencia ficción dentro de la cachava y boina. Igual que ahora no se me ocurre ninguna razón por la cual tu historia de realismo mágico no podría estar hilada a un relato de ciencia ficción.

La esencia inmortal de los géneros inmortales existe porque alguien hizo algo más que mirarse el ombligo y decidió que podía tocar teclas y gastar tinta en hacer suya la ambientación o las reglas de aquello que había leído y que le entusiasmaba. Y a retocarlo, y a modificarlo, y a trasponer sus límites. De lo contrario no existiría el realismo mágico, ni la cachava y boina. Si me apuras, no habría literatura si nos quedásemos anclados reeditando a Dick y sin acercarnos a ciertos hitos por considerarlos intocables.

Háblanos de No son molinos, el libro que nació de la convocatoria de cachava y boina. ¿Qué encontrarán los lectores que se animen a leer esta antología?

Pues No son molinos, como bien dice Juanma Santiago en el completísimo prólogo que abre la edición, es una vuelta de tuerca y un homenaje. Justo lo que hablábamos hace un minuto. Un tributo a un género que nos parece formidable en sus planteamientos y en su ejecución, al que debemos auténticas joyas. Y una vuelta de tuerca, porque cuando visitas por segunda vez un paisaje hermoso le encuentras nuevas facetas, nuevos recovecos, en los que no habías reparado la primera vez. Y si, para colmo, vas con afán creador, cuando te acercas con intención de buscarle las urdimbres para ver cómo está hecho y cómo podrías hacerlo tú, la fascinación es doble.

no son molinos

Fíjate, No son molinos es, en realidad, la segunda antología de cachava y boina que ha celebrado este país. Al menos, solo hay dos que se hayan presentado como tales, luego podemos discutir de todo lo que ha salido con otros nombres u otras etiquetas, pero que en realidad eran cachava y boina.

Desde la publicación de la primera, Cuentos fantásticos de la España profunda (Grupo AJEC, 2003) hasta la nuestra pasaron 15 años. Eso son un montón de años. Y en ese periodo, entre la una y la otra, lo que ha sucedido es que la gente ha cambiado, el tipo de lectoras y lectores ha cambiado, la literatura ha cambiado (poco, pero lo ha hecho) y, sobre todo, las escritoras y escritores han cambiado. Por eso, el resultado es algo que a la vez suena a clásico y a nuevo. Porque hay matices, identidades, bagajes y maneras de afrontar el mundo que no podían darse en la anterior convocatoria, y sí en esta.

Básicamente No son molinos es cachava y boina, es decir: terror, fantasía o ciencia ficción en la España profunda. La ciencia ficción dentro de la cachava y boina, de hecho, ha sido una innovación con respecto a lo que existía hasta ahora. Una innovación entre comillas, porque una vez que abres un poco el espectro diciendo que por qué no un poco de cifi en la España profunda, descubres que ya había precedentes. Tampoco hemos inventado la rueda. De molino.

¿Y qué esperas que encuentren los lectores en el libro que surja de la convocatoria de realismo mágico?

Pues realismo mágico… cincuenta años después del auge del realismo mágico. Entenderlo como un género, naturalmente, y no solo como un movimiento artístico y literario, desligarlo en cierto modo de lo que representa como movimiento y centrarnos en sus características intrínsecas, que las tiene, y que le dan categoría y entidad propia. ¿Qué van a hacer nuestras autoras y autores ante este reto? Pues, sin duda y como siempre, sorprendernos. Reinventar los márgenes de lo que se les pide.

Si seguimos con la tónica presente hasta ahora en nuestras antologías, o en los manuscritos que nos llegan al correo, lo más probable es que nos encontremos con relatos con muchísima representación LGTBI, de colectivos minoritarios, personajes no normativos, no binarios, etc… Porque esa es la voz de nuestro público y, por mucho que les duela a determinados sectores de lo que denominamos Fandom, es la voz de nuestro tiempo. Y ya era hora. Así que sospecho que el libro que salga de esta convocatoria será especial en muchos sentidos, no solo en el estético y en la magnitud de los textos, sino que, además, será una nueva huella sin duda en el camino del realismo mágico como género.

No es que queramos echarnos flores, es que todas las editoriales deberían pensar en sus libros como lo que son: huellas, piedras si lo prefieres, en el camino de la literatura. Serán mayores o menores, tendrán mayor o menor impacto, pero producir libros como quien produce churros no tiene ninguna gracia. Hay que pensar que lo que haces va a cambiar el mundo, aunque luego solo cambie una pequeña parte, o solo te cambie a ti. Ese es el espíritu de esta editorial y de muchas otras que luchan a diario por cambiar los paradigmas.

escribir realismo mágico

¿Hay novelas de realismo mágico en vuestro catálogo? Háblanos de ellas.

No estoy seguro de poder responder correctamente esa pregunta. Diría que no tenemos ninguna (aún) que sea realismo mágico estrictamente. Hay híbridos, hay artefactos que se mueven en los límites, pero probablemente ninguna 100 % de este género. Ni siquiera en No son molinos, que al ser cachava y boina podría albergar trazas de realismo mágico (por qué no), contiene ningún cuento que pueda ser denominado así. Pero, oye, queremos publicar, así que sirvan estas palabras como invitación a que se anime el personal a mandarnos cositas relacionadas.

ESCRIBIR REALISMO MÁGICO HOY

El realismo mágico colinda con otros géneros, como la fantasía o el ya mencionado cachava y boina. ¿Qué rasgos crees que definen al realismo mágico como género en sí mismo?

Pues hemos hablado un poco de esto en las respuestas anteriores. De hecho, cuando planteamos crear una convocatoria como esta, lo primero que hicimos fue tener miedo. Porque hay una línea muy fina que separa el homenaje de la apropiación cultural y existen muchísimas personas que niegan que el realismo mágico sea un género por sí mismo, más allá de ser un movimiento literario. Por esto, cuando hablamos con Maielis González para pedirle consejo y que nos hiciera el prólogo del libro, nos esforzamos mucho en que en las propias bases de la convocatoria quedasen claras nuestras intenciones. Que no son otras que rendir homenaje al movimiento literario que originó el género y, por otra parte, explorar sus características intrínsecas en una nueva obra.

¿Cuáles son? Pues parece fácil, pero no lo es. Para que una obra sea realismo mágico es imprescindible que el texto sea de corte eminentemente realista, pero, dentro de ese realismo, es necesario que aparezcan elementos sobrenaturales, fantásticos, mágicos… Y que ni los personajes ni la voz narradora, y este es el meollo del asunto, les presten atención como tales, sino que los sientan y perciban como parte natural de su realidad. Luego hay otros elementos que suelen darle color y brillo a un texto de este género, pero no son indispensables. Por ejemplo: el pueblo. Que las obras giren en torno a la cotidianidad, marginalidad a veces, de los pueblos. A los estratos sociales más desfavorecidos, también.

Por lo que he visto en redes sociales, muchos autores han descubierto la existencia de este género literario a raíz de vuestra convocatoria y no tienen claras las pautas que han de seguir para que sus relatos se consideren realismo mágico. ¿Qué consejos les das?

La verdad es que es una responsabilidad muy grande y, por otra parte, un honor que haya gente que esté enterándose de esto a raíz de nuestra antología. Y es normal que no tengan claras las pautas, es que no es fácil. Pero nadie dijo que fuera a serlo.

¿Consejos? Pues no te esfuerces en cuadrar cualquier cosa que tengas dentro de esta convocatoria, que habrá otras en las que seguro que encaja lo que has escrito. Pasa mucho esto. Gente que manda cualquier cosa agarrándose a un clavo ardiendo. «Pues en mi cuento aparece un fantasma de fondo y el protagonista charla con él tan tranquilo». Ya, y eso podría ser realismo mágico. O no serlo en absoluto. Presta atención a lo que se pide y, por favor, lee. Lee obras de realismo mágico. Ve cine de realismo mágico. Investiga un poco. Y luego déjate llevar y hazlo bonito.

Que muchos de ellos se adentren por primera vez en el realismo mágico, ¿puede ayudar a romper tópicos del género o quizá suponga un distanciamiento excesivo de su esencia?

Definitivamente sí. Romperán tópicos, se pasearán por sus fronteras, pondrán un pie dentro y otro fuera, descubrirán atajos que no habíamos ni intuido. Y eso será hermoso. Luego será nuestro trabajo determinar si el resultado entra dentro de nuestro libro y, en caso de entrar, asumir la responsabilidad de, en cierto modo y para nuestro pequeño trozo de mundo, haber cambiado un poco el canon.

¿Qué crees que los escritores de hoy en día pueden aportar a un género literario que tuvo su apogeo a mediados del siglo XX?

Frescura, nuevas ideas, inclusión, perspectiva. La distancia con el clásico a veces es una virtud. Puedes jugar con referentes que a Gabriel García Márquez jamás se le habrían ocurrido. Sobre todo porque no habría podido leerlos, o verlos. Vivimos en la Era Netflix. En la Época Dorada de las Series de Televisión. En el momento histórico donde más sencillo es consumir ocio. Donde la oferta es arrolladora. Donde un videojuego puede tener un guion y una capacidad literaria siete mil veces superior a cualquier obra de Pérez Reverte. Sobre todo, la de los perretes.

Las generaciones más cercanas en el tiempo a No son molinos que a Cien años de soledad tienen tantos referentes y de tantas fuentes distintas que es poco probable que, a poco que se esfuercen, incurran en los viejos tópicos. Por eso es importante leer de todo y no solo clásicos, para encontrar tu voz, que no es la de Dick, ni la de Lovecraft, ni la de Góngora. Es más probable que se parezca a la de King, o a la de Pratchett, o a la de Hurley.

¿Con qué otros géneros e influencias literarias crees que casa bien el realismo mágico?

La cachava y boina, como ya he mencionado, el folk horror, algunos tipos de fantasía. Incluso el new weird se prestaría perfectamente a crear un entramado que podría mutar en realismo mágico.

Nuestra concepción de lo fantástico está influenciada por la cultura anglosajona, y el enfoque que caracterizó al boom latinoamericano ha quedado un tanto olvidado en nuestros días. ¿En qué difieren estas dos perspectivas a la hora de afrontar lo fantástico?

Yo ya estoy un poco harto de la influencia anglosajona en todo. Oye, en serio. Que no. Que podemos mirar a otros territorios, que anda que no hay territorios. Cuando publicamos La Compañía Amable, de Rocío Vega, la gente flipó mucho cuando la catalogábamos como fantasía rolero-andalusí. Pero… ¿y lo que mola? O sea, tenemos fantasía épica grimdark con señoras, sí, pero el entorno, sin siquiera ser nuestro planeta ni ser nuestro pasado, recuerda más al periodo de convivencia de las tres culturas (cristianos, árabes y judíos) que a Camelot y sus caballeros. Eso es una genialidad.

Los latinoamericanos durante el boom, y en gran parte de su literatura anterior y posterior, han buscado más en sus propias raíces que en la moda derivada de los yanquis. Algo más íntimo, más cercano al pueblo, más de colores vivos, más de cimentar personajes, historias reales, el olor de los pueblos.

CRÍTICA SOCIAL Y FEMINISMO EN EL REALISMO MÁGICO

En sus orígenes, escribir realismo mágico fue una vía para hacer crítica social y denunciar la corrupción y las dictaduras. ¿Crees que ese tipo de críticas sigue presente en el realismo mágico que se escribe en nuestros días? ¿Es un elemento indispensable a la hora de escribir realismo mágico?

No es indispensable, pero lo hace grande. Y queremos publicar obras grandes. A día de hoy ha estado presente en gran parte de la producción mágico realista contemporánea, qué duda cabe, aunque quizá se haya diluido un poco el afán revolucionario. No obstante, la ficción siempre es un buen campo de cultivo para contar las cosas que no se pueden contar en el mundo real, de viva voz. O sea, poder se puede, pero no te escuchan igual si les hablas de la gestación subrogada, los úteros en compra-venta y la cosificación de la mujer que si les vendes El cuento de la criada. La ficción permite que te separes un poco de lo que están contándote, porque, bueno, es ficción, y eso es un arma muy importante a la hora de despertar conciencia sobre problemas reales.

El realismo mágico, precisamente por su característica fundamental, por el suceso fantástico no explicado, por la naturalidad con la que se introduce en la vida «real» de los personajes, puede ser un terreno estupendo para reivindicar todo lo que queda por reivindicar.

El papel de la mujer en el realismo mágico es muy significativo, tanto por las escritoras que propulsaron el género y que lo mantienen vivo como por la cantidad de personajes femeninos protagonistas. ¿Qué escritoras recomiendas para conocer el realismo mágico?

Hemos hablado en el blog de María Luisa Bombal, a colación de la presente convocatoria, y vamos a publicar un artículo esta misma tarde, tal vez mañana, sobre Elena Garro. La primera chilena, la segunda mexicana. Ambas imprescindibles para entender los orígenes del género. Isabel Allende, por supuesto, desde Perú, la grandérrima Laura Esquivel, también desde México. Ah, ¡Sofía Rhei! Sofía Rhei es grande entre las grandes. Si encuentras un libro suyo en un estante, cómpralo. Sea de lo que sea. Te va a gustar.

Algunas editoriales afirman que el realismo mágico no es del interés de los lectores actuales (lo sé por propia experiencia), ¿qué opinas al respecto?

Que en este país sobran editoriales.

¿Deseas añadir algo para animar a la gente a escribir realismo mágico y participar en vuestra convocatoria?

Pues sí, que es el momento de demostrar que las cosas han cambiado, que la literatura se mueve y avanza, aunque ponga sus ojos en el pasado, para reinventarse y redefinirse. No te lo pienses demasiado y escribe algo, que seguro que es mejor que no escribir nada. A menos que seas Reverte o Javier Marías.

¿Cuándo podremos disfrutar de la antología que resulte de esta antología de realismo mágico?

En diciembre. Es el último libro de este año.

Muchas gracias, Israel, por compartir tus reflexiones sobre el mundo literario. Ha sido un verdadero placer contar contigo. Espero que la antología de realismo mágico sea un éxito.

ACTUALIZACIÓN:

Si quieres saber más de la antología de realismo mágico convocada por la editorial Cerbero, lee la entrevista a sus autoras y autores.

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¿Quieres leer Las semillas del rencor?

Escondido entre montañas, Pesinistra es un pueblo hostil incapaz de sacudirse los prejuicios. De Elisa dicen que lleva el demonio dentro por el color de su pelo. Ella no está dispuesta a tolerar su desprecio y se marcha a la gran ciudad. Pero allí no encuentra un futuro mejor y regresa al pueblo, donde solo le queda la mala vida que le vaticinaron.

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Adéntrate en esta saga familiar de realismo mágico en la que cinco mujeres buscan su lugar en el mundo.

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