Como agua para chocolate, un referente del realismo mágico

COMO AGUA  PARA CHOCOLATE, de Laura Esquivel (1989)

Como agua para chocolate fue mi iniciación en el realismo mágico, que tantísima influencia ha tenido en mí. Por eso le tengo un gran cariño y la he releído varias veces, algo que pocas veces hago.

La película de Cómo agua para chocolate

Conocí la historia a través de la película del mismo nombre, con apenas nueve o diez años. De tantas veces que la vi, sabía recitar frases enteras de diálogos (aún hoy, recuerdo algunas).

No es por vicio ni por fornicio, es por dar un hijo a tu servicio.

Nacha, Nacha, Nacha contigo.

Cuando tuve la oportunidad de leer el libro, me sorprendió gratamente que fuera casi idéntico a la película. No podía ser de otra forma, ya que su autora, Laura Esquivel, fue la guionista y su entonces marido, Alfonso Aráu, el director. Tanto una como otra son una delicia, romanticismo en estado puro.

¿De qué va Como agua para chocolate?

Esquivel tiene una forma de escribir preciosa que hace volar la imaginación. La historia de amor está narrada de una forma muy peculiar: cada capítulo comienza con una receta de cocina que será el eje de la trama. A través de ellas, su protagonista, Tita, nos hace vivir su frustración ante la imposibilidad de consumar su amor con Pedro. ¿Por qué no pueden estar juntos? La culpa es de una arcaica tradición familiar que obliga a las hijas menores a permanecer solteras y hacerse cargo de sus padres hasta que estos mueran. O más bien de Mamá Elena, que no va a tener consideración alguna con ella.

Como agua para chocolate: un referente del realismo mágico

Ambientada en el México de principios del s. XX, Como agua para chocolate es una historia que desprende magia, dulzura y pasión a partes iguales. Yo, que no soy lectora habitual de literatura romántica, quedé enamorada de esta bonita historia de amor. Una novela que se ha convertido en un referente del realismo mágico por méritos propios y ha enamorado a miles de lectores.