Sí, lo importante es el interior, en las personas y en los libros.
Puedes haberlo hecho todo muy bien (has escrito una buena historia y la han corregido y maquetado profesionales), pero reconozcamos que, si no entra por los ojos, la mayoría de los lectores no le darán una oportunidad a tu obra. Por eso es tan importante la portada. Hoy he invitado a Samuel Manjón, el creador de la mía, para explicarte cómo es el proceso de crear la ilustración de una portada (sé que el término correcto es cubierta, pero me permito la licencia por cuestiones de SEO), y cerraré el artículo con unas cuantas recomendaciones según mi primera experiencia.
Quién es Samuel Manjón, el ilustrador de Las semillas del rencor
Samuel Manjón es graduado en Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo de Productos y se está especializando en arte e ilustración. Sus principales influencias son el mundo del cómic y de la industria del entretenimiento tanto japonesa como americana. El primer trabajo que vi de él fue un vídeo en el que ilustraba a la princesa Mononoke.

Y me encantó. Después vi otros de sus trabajos, y me llamó la atención que sobre todo hacía retratos, justo lo que quería para la cubierta de mi novela.

Así que le propuse que creara la cubierta de Las semillas del rencor. En principio, el estilo de Samuel Manjón casa más con novelas juveniles o de fantasía, pero me consta que es un profesional perfeccionista y quise poner a prueba su versatilidad. Y él aceptó el reto.
Para empezar a trabajar, Samuel me pidió que le mandara cubiertas que me gustaran para tomarlas como referencia, y así lo hice. Lo único que tenía claro es que debía haber una mujer pelirroja de mirada intensa. E inspirada por una de esas portadas, le sugerí que la cara apareciese dentro de un camafeo; mi historia transcurre a lo largo de 140 años y tiene un aire clásico, y pensé que ese elemento lo transmitiría.
Con toda esta información, Samuel me envió la primera sugerencia. Reconozco que tenía tantas ideas en la cabeza que me había olvidado de mencionar aspectos clave, pero al verla así fui capaz de concretar.

SAMUEL: De la primera versión de la portada solo se mantuvo la mirada penetrante y el color del pelo, que eran las dos condiciones de partida. La idea de meter al personaje en un camafeo finalmente fue descartada. La primera ilustración contenía varios problemas que se tendrían que solucionar para conectar la portada lo mejor posible con la obra. El color era muy saturado para la época que se quería representar y su rostro era muy estilizado para el género literario. Tras la primera revisión y tener más claro qué representar en la ilustración, comenzó la fase de buscar paletas de color de ejemplo y retocar el rostro. Sus ojos serían más pequeños para darle un aspecto realista.
Mientras Samuel se documentaba, L. M. Mateo me estaba haciendo la corrección de la novela. Y me dijo algo que me hizo cuestionarme la portada: «¿Tú por qué dices que las protagonistas son las mujeres si, en realidad, es el pueblo?». Y tenía razón. Eso me obligaba a reflejarlo en la cubierta.
La verdad es que esa idea ya rondaba por mi cabeza. De hecho, entre las cubiertas que le había mandado al ilustrador, algunas tenían un paisaje superpuesto en el cuerpo del personaje. Así que le pedí que recuperara esa idea. El resultado fue este:

Entonces me percaté de algo que me maravilló: si no te fijas, el pueblo parece un vestido. Y le pedí que explotara esa idea.
SAMUEL: Otro elemento clave para representar la época era el peinado, que debía ser más anticuado, así que se buscan referencias de los años cincuenta del siglo XX. Para que aparecieran al mismo tiempo la mujer y el pueblo en el que transcurren los hechos, se decide que el pueblo termine reemplazando al vestido. El personaje tendría un color con menos saturación y su pelo sería más ondulado. Durante el proceso artístico, la forma básica del peinado se bloquea con un pincel duro y oscuro antes de aplicarle color, de esta forma se puede comprobar de un primer vistazo el peso que ocupa.
Para evitar que el pelo robe todo el protagonismo por ambos lados, se opta por una composición diferente, que sería la definitiva. Esta composición busca aplicar la regla de los tres tercios para que el punto focal de la ilustración sea la mirada del personaje. Quitando el pelo por la parte de la izquierda, se busca que la vista de quien vea la ilustración se dirija en primer lugar a los ojos (la zona más expresiva de una cara). Debido a este cambio, es conveniente alargar el pelo para que guíe la vista hacia el detalle del pueblo, que no tiene un alto contraste para no entrar en conflicto con el punto focal (los ojos).

Una vez decidida la composición, se pasa a finalizar la portada. Se aplican color y detalles y se realizan las pruebas de tipografía correspondientes para que quede todo con coherencia. En este caso, se busca una tipografía con serifas para que se adecuara a la ambientación de la obra y a la vez tuviese buena legibilidad.
La tipografía se ha de tratar como un elemento gráfico más, con su propio peso visual, y se ha de situar donde no perjudique a la imagen en su conjunto. La primera palabra clave del título se localiza a la altura de los ojos, y con el primer rizo del pelo se busca que la vista pase de los ojos hacia el título, como se puede comprobar en la imagen.

Recomendaciones para crear la ilustración de la portada de tu libro
Como ves, crear la ilustración de una portada no es trabajo de un día ni mucho menos sencillo, por lo que no conviene encargárselo a cualquiera. Quizá el proceso que hemos llevado a cabo Samuel Manjón y yo difiera del de otros profesionales, pero creo que hay algunas recomendaciones que se pueden aplicar en todos los casos.
- Elige a un ilustrador del que hayas visto varios trabajos y tengas buenas referencias.
- Es básico que haya una comunicación fluida entre ambas partes, tenlo en cuenta a la hora de decidirte por un profesional.
- Intenta aclararte tú primero para no marear al ilustrador. Cada cambio significativo se paga, es más, este tipo de cuestiones se deben especificar antes de empezar el trabajo.
- La cubierta da información extra de tu obra. Intenta que no reitere lo que ya expresa el título.
- Déjate asesorar. Si has encargado una cubierta es porque no posees los conocimientos necesarios, así que escucha al profesional.
- No te olvides de la importancia de la tipografía. Tiene que ser coherente con el resto de la portada y con la obra.
- Reconoce la labor del ilustrador. Al fin y al cabo, la cubierta es clave para que consigas captar la atención de los lectores.
Por eso Samuel Manjón merecía que le dedicara este artículo en mi blog. Ha logrado plasmar la esencia de mi novela en esa cubierta y le estaré eternamente agradecida. Por supuesto, recomiendo trabajar con él. Puedes contactarlo aquí: <samuelmnj22@gmail.com> .
¿Has trabajado con algún ilustrador? Cuéntame tu experiencia en comentarios.

Qué dicen de mi primer novela, Las semillas del rencor
Una historia excelente y una escritura impecable. Esta novela generacional tiene un gusto clásico que, por desgracia, ya no se suele ver.
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