Escribir bien

Miedo a autopublicar (o por qué he tardado 8 años en publicar mi novela)

05/04/2021
Miedo a autopublicar

Hace un tiempo, en mi artículo ¿El escritor nace o se hace?, te conté mi primera experiencia agridulce en el mundo literario: con diez años acabé una novela (114 páginas escritas a mano e ilustradas), y cuando se la enseñé a mi profesor de Lengua y Literatura, el único lector a la que estaba destinada, ni siquiera la hojeó. Me sentó fatal, lo reconozco, pero se me pasó pronto: lo que había disfrutado escribiéndola no me lo quitaba nadie.

Aun así, no estaba del todo satisfecha porque había plagiado muchas de las escenas de mi película favorita, Dentro del laberinto, con algunos toques de Aladdín, Sailor Moon y Jurassic Park (menudas influencias literarias, eh). Y me prometí que algún día escribiría un libro de verdad, sin plagios, cien por cien creado por mí.

Y diecinueve años después, lo hice. Había cumplido mi sueño: demostrarme que era capaz de escribir un libro. Pero entonces surgió otro: publicarlo.

Así comenzó una serie de intentos y desilusiones que se ha alargado ocho años.

Premios: una de cal y una de arena

Con esa confianza que solo tiene una novata ingenua, en 2013 mandé la novela al Premio Círculo de Lectores, dedicado a escritores noveles. Y no gané, claro.

También tuve la osadía de mandarla a un par de editoriales, sin carta de presentación ni mucho menos propuesta editorial, solo un saludo educado y mi ilusión. Por supuesto, no obtuve respuesta. (Si te resuelvo tantas dudas de escritores noveles es porque he cometido prácticamente todos los errores que se pueden cometer).

Dos años después, llegó la I Edición de Vuela la Cometa, donde quedé finalista entre ochenta y un participantes. Eso avivó mi confianza en que cumpliría mi sueño.

Más rechazos editoriales

Hace cinco años, no conocía a nadie que me hiciera de lector cero, así que se la leyeron mi familia y alguna amiga. Pero ya no solo ellos decían que mi novela estaba bien, también un jurado de expertos, ¿qué mejor carta de presentación que esa? Y la utilicé unos meses después, en mis citas rápidas con editores en el II Encuentro Nacional de Editoriales Independientes (ENDEI). Preparé una propuesta editorial (correcta en el contenido y tremendamente amateur en el diseño) y una cajita con fotografías para hablar de los personajes de mi novela. Un par de editores se interesaron por ella, pero unos meses después recibí sus cartas de rechazo.

¿Y un crowdfunding?

Me planteé el crowdfunding porque en ese momento estaba en paro. Estuve haciendo cálculos, pero un escritor de larga trayectoria me quitó la idea de la cabeza:

«¡Ni se te ocurra autopublicar! ¡No tendrás distribución!».

Me dijo que se la enviara a él, que gestionaba la nueva colección de una editorial. Y lo hice, a sabiendas de que solo estaban publicando novelas de menos de doscientas páginas. Cómo no, ese fue el motivo para descartarme, pero solo tuvo buenas palabras para mi obra e insistió en que siguiera probando con premios, que no tuviera prisa por publicar. Y no, no la tenía, porque llevaba varios años con la novela en el cajón.

Después de eso, en distintos momentos, dos escritores que han leído la novela y que son los que más me azuzan para que siga escribiendo, se ofrecieron a ser mis mecenas particulares para que autopublicase. Pero yo no quería deber nada a nadie. Lo conseguiría por mis propios medios… o con mi propio dinero.

Los agentes literarios

Y otra escritora apareció en mi camino para abrirme una nueva puerta: «¿Has pensado en un agente literario?». Me habló de una agencia de renombre para la que había trabajado, pero yo desconfiaba. Había oído que alguna cobraba por leerse el manuscrito, y eso me sonaba igual que las editoriales piratas: si lo beneficios lo sacas antes de que el libro vea la luz, dudo que te interese venderlo. Obviamente, hay agentes serias, como Eva Fraile, a la que entrevisté hace poco. Mi amiga escritora me aseguró que la que ella me recomendaba era de confianza:

«Si te aceptan el manuscrito, se lo leen; pero primero tienes que llamar la atención con una propuesta editorial muy visual».

Así que me puse manos a la obra con el Canva, ya que no podía permitirme un diseñador.

Y a los tres días de mandar la propuesta, la agencia me contestó:

«Gracias por tu correo y por tu buena presentación, te felicito porque no es usual».

Me pidió el manuscrito y dos meses de exclusividad para leérselo. Al cabo de ese tiempo, volvió a contactar:

«La buena noticia es que tengo dos informes: uno favorable y otro no. En estos casos, con el trabajo que tenemos, normalmente descartamos la representación, pero mi intuición me dice que debo leerlo yo y que estaré más de acuerdo con el positivo que con el negativo».

Imagínate: nuevo subidón en mi montaña emocional. Y tras dos meses más, nueva caída:

«… destacando las virtudes del texto, lo prometedora que me pareces como autora y tu buena técnica, este título en concreto no lo veo suficiente acabado para lanzarme con la representación. Sin embargo, no te desanimes porque tienes potencial y creo que tu voz es llamativa. ¿Tienes escrito algo más».

Pero no, solo tenía una novela a medias.

Cómo superé mi miedo a autopublicar

Meses después, llegó una pandemia mundial y yo me centré en acabar esa novela. Hasta que, a finales de año, Cristina Grela nos dijo a Adella Brac y a mí:

«¿Por qué no nos presentamos juntas al Premio Amazon?».

Y yo temblé. Mucho. Porque en el fondo sabía que había pasado ocho años de premio en premio, cambiando de opinión según lo que me dijeran y escudándome en la falta de dinero para no autopublicar porque tenía miedo de que esa novela que significaba tanto para mí no le importara a nadie, igual que no le había importado mi primer libro a mi profesor de 5.º de Primaria.

Por fin tenía dinero para pagar a profesionales y autopublicar con calidad, muchos amigos escritores para asesorarme, un blog con buen tráfico y especializado en mi género, el realismo mágico, para darle visibilidad a mi obra y lectores dispuestos a leerla. Así que me agarré a la mano (virtual) que me tendían Adella y Cris, dispuesta a olvidarme de mis miedos.

En mayo de 2021, he cumplido mi segundo sueño: publicar un libro.

No me arrepiento de haber esperado ocho años porque necesitaba aprender todo lo que he aprendido para hacerlo como quería. Y, pase lo que pase, no me arrepentiré de haber autopublicado porque esa historia merecía ya ver la luz.

Ahora tocan nuevos sueños, y el siguiente será que haya lectores que disfruten de mi novela.

Espero que tú seas uno de ellos.

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8 Comments

  • Responder Jon 05/04/2021 at 9:40 pm

    En el fondo es un tanto duro saber que aun con todos los recursos que has conseguido con esfuerzo, es un camino muy difícil. Nos has abierto tú corazón de escritora.

    En mi caso no creo tener ni la paciencia ni el tiempo para esperar y esperar y esperar. Tampoco tengo el público. Puede que ni el talento, aunque prefiero pensar que sí. Al final lo más importante para ser leído no es algo que dependa de lo escrito, aunque pueda tener relación. Esto desanima cuanto más lees sobre el tema.

    Realmente te deseo mucha suerte. Felicidades. Seguiré atentamente tus aventuras.

    • Responder Esther Magar 06/04/2021 at 9:06 am

      Hola, Jon:
      Sí, es un camino duro, que va más allá del talento y el esfuerzo. Gracias por tus ánimos.

      P.D.: Si eres el Jon que creo: sí, tienes talento. No dejes de escribir, aunque el camino sea ingrato.

  • Responder Pilar 12/04/2021 at 11:52 am

    Enhorabuena, Esther y gracias por compartir tu historia de perseverancia. Pese a los obstáculos y desilusiones, has seguido intentándolo, solo por eso: bravo. Y ahora… A gozar de la publicación y de compartir esa historia que nació hace años con mucha más gente.

    Has descrito el verdadero camino de un escritor: espinas y rosas. O al menos, esa también es mi experiencia. En mi caso, presenté mi manuscrito a premios locales (sin éxito) y pocas editoriales (es cierto que no fui ambiciosa en disparar ni mucho ni muy alto). La única editorial que me respondió resultó ser una falsa editorial (en realidad es una imprenta) y escapé a tiempo. El confinamiento me dio tiempo para pensar y coger fuerza y me decidí por la autopublicación. Me siento orgullosa y satisfecha tanto de la experiencia como de la respuesta, aunque todavía encuentor a gente que considera la autopublicación como algo “inferior” o como sinónimo de no creer lo suficiente en mí misma por no seguir intentándolo con editoriales tradicionales. A estos últimos les respondo “Precisamente porque creo en mí misma que me he autopublicado XD”.

    Tu experiencia es el claro ejemplo de que la fortaleza interior es siempre mucho más poderosa que los miedos. O como le dijo Sara a Jaret en Dentro del Laberinto “Porque mi voluntad es tan fuerte como la tuya y mi reino tan poderoso…. No tienes poder sobre mí” . Pues así le hablaste a tus miedos o frustraciones.

    ¡Enhorabuena por alumbrar tu novela!

    • Responder Esther Magar 28/04/2021 at 6:45 pm

      Gracias por compartir tu experiencia, Pilar. Estoy totalmente de acuerdo con tu punto de vista. Y me ha encantado que hagas referencia a esa frase Dentro del Laberinto. 🙂

  • Responder Roberto 28/05/2021 at 5:30 pm

    Mucha suerte!. Vas por buen camino, como te había dicho en otro post a mi también me gustaría ser escritor, solo que tengo que tener algo con que empezar :).
    Un abrazo grande!!.

    • Responder Esther Magar 03/06/2021 at 9:16 am

      ¡Gracias! 🙂
      Lo importante es empezar, así que ¡lánzate!

  • Responder Juan Luis 27/09/2022 at 10:52 am

    Querida Esther,
    Me encanta Metallica, entre otros grupos y estilos musicales, pero la banda californiana es mi preferida. Este verano estuvieron en Madrid y yo lo disfruté como el adulto inadaptado que soy. Pues bien, canto conciertos enteros en la ducha, o recogiendo la cocina, o planchando, a menudo, un solo concierto entre los tres eventos, que un buen concierto dura como dos horas. ¡Canto fatal! La gente que canta mal suelen decir que ellos se oyen bien, porque tienen el ritmo en la mente, pues yo, no, hasta yo me doy cuenta que canto muy mal. Pero da igual, ¡me encanta! (A mi familia no, los pobres).
    Cuando uno escribe y se enamora de su libro, piensa que ha parido una obra maestra, por lo menos un best seller, y va encargando el Mercedes. Luego llega la triste realidad. Que hay gente que escribimos tan mal como cantamos, y encima tenemos un país que lee muy poco, y un mundo literario muy complicado. Lo que me extraña es que lleguen algunos libros a donde llegan, que te hacen decir “mira que soy malo, porque si este lleva nosecuantos mil vendidos…”
    Ahora bien, no tengo arreglo como cantante, pero sí como escritor y me ayudas un montón desde tu blog, ¡muchas gracias!
    No te lo puedo agradecer como debiera, contratando tus servicios, no tengo un duro, pero sí comprando y leyendo tu novela.
    Es que el artículo de las comas me ha enamorado, ¡qué ayuda!
    Juan Luis

    • Responder Esther Magar 03/10/2022 at 7:38 pm

      Muchas gracias, Juan Luis. Un placer que mi blog te sea útil y un honor que leas mi novela. 🙂

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